Ni idea cómo llegué a flaco fiero. Capaz me lo recomendó alguien o apareció colado en una playlist mientras buscaba algo que sonara a otra cosa que ya conociera, o por ahí fue una de esas casualidades, como me gusta decir cuando mi neurotismo me lleva a lugares de la web inexplicables para encontrar respuestas a preguntas que se me ocurren. Pero bueno, ya sea por ansiedad de scrolleo o por la calma inherente a rebuscar entre discos, un día el flaco apareció y se instaló bastante cómodo.
Este disco me acompañó en un tiempo extraño y de mucho movimiento interno, con mucho duelo y mucha reestructuración intensa. Porque mi vida era también un collage: muchas ideas sueltas sin orden, pedazos de cosas que alguna vez significaron algo y que ahora bueno, tenían que encontrar su lugar nuevo para tener otra vez sentido.
Y bueno, un poco en ese estado de transición este disco me vino excelente. No porque me diera estructura, que es lo que tiendo a buscar en momentos así: La claridad, lo limpio, lo académico. Sino porque se sentía como yo: bastante crudo, sin pulir y extremadamente sensible. Me hizo pensar en Gustavo Pena, no tanto por la forma de cantar —aunque la ternura es similar—, sino por la textura de las grabaciones, esa cosa íntima y casi te diría sincera que tenía el yoruguá.
Flaco Fiero canta como si estuviera compartiendo algo suyo sin impostar y con mucha presencia. A veces desafina, otras te susurra algo, pero siempre se queda y te canta igual. Y tiene amor, pero parece reconocerlo imperfecto y sin tapar lo que duele. Lo porno del collage no es lo explícito, sino lo desnudo que está: el loco se muestra entero y parado pero desde lo roto. Algo que bueno, tenía que aprender a hacer yo en ese momento.
La producción del disco suena casera, sin embellecer mucho ni retocar y es eso precisamente lo hermoso del disco, lo que lo hace valioso. Me parece muy coherente.
En momentos donde todos necesitamos definir una forma, una etiqueta, meter en casillas y que otros me digan si algo es bueno o una porquería, Collage Porno me vino fenomeno para recordarme que también se puede estar al margen, ser la mugre de los bordes que se va para volver a entrar después. Y que lo roto también suena hermoso.